¿Conoces la estimulación musical prenatal?

Ante el embarazo, seguro que más de una vez habéis visto la foto recurrente de unos auriculares sobre la barriga en alguna revista de temática prenatal y es normal que, ante el embarazo, a muchas futuras mamás y papás nos surja el deseo de introducir la audición musical a nuestro futuro bebé. Así que en este artículo os queremos hablar de algunas consideraciones generales acerca del desarrollo del oído en el futuro bebé.

A los 22 días de gestación se empieza a desarrollar el sentido del oído hasta la semana 16, aunque algunos estudios sitúan ese final entre las semanas 20 y 25. Es decir, este es el primer sentido que desarrolla un bebé en el vientre materno y el único que le permita “comunicarse” con el exterior. Hoy en día es un hecho reconocido que el  bebé adquiere consciencia desde los 2 y 3 meses, y es posible por ultrasonidos ver como el bebé “sonríe” al escuchar la voz de sus progenitores.

La voz de la madre es la referencia principal del bebé, a la que escucha “por dentro”; la voz y los latidos de su corazón, un “ritmo” con el que el bebé se sincroniza según se descubrió en 2009. También sabemos que esas experiencias que ocurren en el ámbito de la “comunicación íntima” de algún modo se fijan en la memoria del bebé, de manera que si esas experiencias asocian bienestar, recrearlas cuando el bebé es lactante, permite convocar de nuevo la sensación o emoción de bienestar en modo más efectivo.

Obviamente, los sonidos que el bebé percibe del exterior carecen de la definición y la calidad de percepción que nosotros definimos como “escuchar”. De hecho, los recibe como vibraciones a través del medio acuático en el que se encuentra, al que llegan con más facilidad los sonidos graves (voz del padre) y que vibran más lentamente. Esto ayuda al bebé a protegerse de una sobreestimulación del exterior que para nada es conveniente, de ahí que se desaconseje el uso de auriculares o la música muy estridente o acelerada. No obstante, a través de altavoces a un volumen moderado, cualquier sonido que haga sentir bien a la mamá, le hará sentir bien al bebé también.

¿Con todo esto qué queremos hacer?

Os vamos a proponer lo siguiente, que creéis la “música” con la que os vais a comunicar con vuestro bebé. ¡No pasa nada si no tenéis nociones de música! La única finalidad de esta “música” es convocar emociones positivas de bienestar y hacerlas “llegar” a vuestro bebé.

La finalidad es entablar un vínculo entre las mamás, papás y sus bebés, un vínculo de amor que alimente la vida que está por venir y a los que la crean. Nuestra “música”, será una manera de abrazar, acariciar, besar, sonreír y alimentar al bebé antes de poder tocarlo con las manos o los labios. No es tan importante lo que “escucha” el bebé, sino el trabajo que estamos realizando a través de esta “música”.

¿Como lo vais a hacer?

Como ya hemos dicho, no hace falta ninguna experiencia musical previa, ni siquiera saber cantar, aunque si que vamos a cantar un poco…

Sólo tenemos 9 meses, así que os recomendamos hacerlo lo antes posible, cuanto antes comencemos, más rica será la experiencia. El bebé se irá desarrollando a medida que vamos haciendo que nuestro “ritual” musical, que cada vez será más hermoso, placentero y variado; con constancia,  al final  del proceso de gestación los tres vais a ser poseedores de una valiosísima herramienta para el bienestar personal y familiar.

¿ Cómo sería este pequeño “ritual”?

Acordad un momento del día que os convenga, entre 15 y 30 minutos será suficiente.

Sentados sobre la cama, la mamá se sentará entre las piernas de su pareja, con su espalda apoyada sobre su pecho, y la pareja apoyará su espalda en la pared rodeando con sus brazos a la mamá, con la mano derecha cerca de su corazón.

Una vez os acomodéis en esta posición realizamos un ejercicio sencillo de relajación: cerramos los ojos, respiramos profundamente, sin forzar y vamos sincronizando la respiración. Mientras la mamá se concentra en respirar, su compañero/a puede guiar la relajación recorriendo diversas partes del cuerpo, aflojándolas al exhalar a medida que las recorremos, haciendo especial y cariñoso hincapié en el vientre, donde damos cabida a nuestro bebé en el ritual y en el corazón, el cual queremos “calmar”. Esto puede durar de 5 a 15 minutos.

Cuando sintamos esa relajación, intentamos evocar la sensación de bienestar. Cuando la mamá sienta claramente esa sensación va a intentar “enviarla” al bebé mediante su voz: puede ser un “aaaaaaaaaa”, o un “hoooolaaaa”, da igual. Experimentad con la voz, transmitid ese bienestar de la forma que os parezca, siempre de forma suave y pausada, con él ritmo propio que hayáis adquirido en la relajación, “respirando” cada nota .

Cuando la mamá envía su mensaje, su pareja lo repite, como un eco, en la misma nota (hemos de experimentar**, la soltura irá viniendo). Poco a poco iréis dotando a vuestro ritual de más “musicalidad” y, si queréis, más “mensaje”.**

Podéis alargar el canto cuanto queráis, terminad de forma suave deseándole un buen descanso o el mensaje que decidáis, cerrando los ojos y diciendo interiormente que lo realizado ha sido bueno para los tres. Sólo os podemos decir, experimentadlo y no os lo creeréis.

Cuando hayáis adquirido un poco más de soltura, es altamente interesante la integración de algún instrumento musical. En nuestro próximo artículo, os hablaremos de diferentes instrumentos para aquellos que no tengan ninguna experiencia musical o que quieran experimentar con instrumentos que parecen inventados para un ritual como este.